En época de exámenes pasamos muchas horas delante de los libros estudiando. Para que estas horas de estudio sean de rendimiento máximo y puedan ser aprovechadas lo máximo posible hay que estar en buen estado de salud. Para ello, la alimentación, las horas de sueño y descanso y el ejercicio físico son varias de las cosas que no podemos descuidar.
Una Dieta Equilibrada
Puede que acostumbremos a hacernos algo rápido, un sandwich o bocata para seguir rápido con nuestros quehaceres pero esto no es lo más recomendable. Esto nos puede llevar a digestiones pesadas que entorpecerían nuestras horas de estudio.
Debemos potenciar el consumo de glucosa (presente en pan, pasta, arroz, patatas o cereales) ya que es el nutriente del cerebro.
Los tres elementos básicos que favorecen un mejor desarrollo mental y la concentración son: el fósforo, el magnesio y la lecitina. Los podemos encontrar en alimentos como frutos secos, cereales integrales, legumbres, productos lácteos, huevos o chocolate.
Tampoco es bueno tomar en exceso bebidas estimulantes (café, té, cola). Muy ocasionalmente se puede recurrir a ellas (un día de mucho trabajo que haya que prolongar por la noche), pero debe ser algo excepcional.
Las bebidas alcohólicas, por poca cantidad que sea la que tomemos reducen drásticamente el rendimiento, aparte de producir somnolencia y hacernos sentir más cansados, fisica y mentalmente, de lo que estamos.
Horas de sueño y descanso
Las horas de sueño hay que respetarlas. Es un error muy habitual el estudiar por la noche tratando de recuperar lo que no se ha hecho durante el día: en primer lugar se rinde mucho menos y además se puede entrar en un círculo vicioso (al día siguiente el cansancio impide rendir adecuadamente por lo que nuevamente habrá que recuperar por la noche).
Tampoco es recomendable hacer sesiones maratonianas de estudio. Los expertos aconsejan hacer pausas de 5-10 minutos cada hora de estudio y cada tres horas realizar un descanso de al menos media hora.
Hacer deporte y evitar el tabaco
Hay que vigilar también el consumo de tabaco ya que reduce la oxigenación de la sangre afectando negativamente al rendimiento del cerebro. Aunque pensemos que ayuda a concentrarnos, su consumo produce una menor claridad mental que a veces uno mismo no percibe.
El ejercicio físico, además de ayudar a mantener el cuerpo en forma, permite quemar energías, liberar estrés.
Es un momento fenomenal para desconectar y refrescar la mente.
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